Intolerancia a la lactosa y otras enfermedades de la leche.

La intolerancia a la lactosa es la causa de intolerancia alimentaria más frecuente en España, pudiendo afectar hasta el 20-40% de la población. No se disponen de datos exactos, dado que muchas personas afectadas no consultan con el médico digestivo y se auto diagnostican.

Este trastorno suele aparecer en la edad adulta y aumenta con la edad, siendo menos habitual en niños.

También afecta de forma diferente en función de nuestra etnia: es más habitual en personas de origen asiático, hispano y africano.

La leche es un alimento primordial en las primeras etapas de la vida, es decir, en la infancia y durante la adolescencia. Es necesaria para un correcto desarrollo y crecimiento de huesos y tejidos, debido a sus propiedades beneficiosas, y menos importante en la edad adulta. De hecho, el ser humano es el único mamífero que sigue tomando leche más allá de la adolescencia

La leche de origen animal está compuesta principalmente por agua, y además contiene azúcares, grasas, proteínas, minerales (como el calcio, magnesio y hierro), así como por varios tipos de vitaminas (D, B, A, K, etc.)

La leche y sus derivados como los yogures, quesos o natas están presentes de forma habitual en casi todas las cocinas y forman parte de nuestra cultura.

Las personas que padecen una intolerancia a la lactosa tienen dificultad para digerir la leche, en concreto dificultad para digerir su azúcar denominada lactosa, lo que comporta un trastorno digestivo muy molesto que afecta a su calidad de vida.

La lactosa está presente en la leche de los mamíferos tanto en la humana como en las de origen animal: vaca, cabra y oveja

A continuación, ¡vamos a conocer mejor en qué consiste este trastorno a través de una serie de preguntas y respuestas, que espero os sirvan de ayuda!

Preguntas frecuentes sobre la intolerancia a la lactosa:

¿Cuál es la causa?

La intolerancia a la lactosa se produce por la falta o disminución de una enzima digestiva, la lactasa, que es la responsable de la digestión del azúcar de la leche, la lactosa. En ningún caso este trastorno provoca una lesión del intestino por lo que se siguen absorbiendo de forma normal el resto de los nutrientes y vitaminas

Cuando existe una deficiencia de lactasa, la lactosa de los alimentos no puede descomponerse para poder ser absorbida en el intestino delgado, llegando al intestino grueso (colon) de forma íntegra. Al llegar al colon, las bacterias que residen allí (microbiota intestinal) se “alimentan” de este azúcar no digerido, lo que acabará provocando los típicos síntomas de la intolerancia a la lactosa.

¿Qué tipos de intolerancia a la lactosa existen?

Existen tres tipos que se diferencian según el origen de la causa:

1. Intolerancia a la lactosa primaria

Es el tipo más frecuente y es el que suele aparecer en la edad adulta, una vez finalizada la etapa del desarrollo. Este subtipo de intolerancia, una vez que aparece se establece de forma definitiva.

A medida que vamos creciendo y vamos consumiendo otros alimentos, la producción de lactasa va disminuyendo, pero en edad adulta suele existir un nivel adecuado para continuar digiriendo los productos lácteos. En las personas que padecen una intolerancia primaria, esta enzima disminuye de forma rápida, lo que hace que no puedan digerir bien ni la leche ni sus derivados.

2. Intolerancia a la lactosa secundaria

Este tipo de intolerancia a la lactosa se produce cuando existe una enfermedad a nivel del intestino delgado (lugar donde se absorbe la lactosa), o una lesión o una cirugía a este nivel. Esta situación provoca un descenso de la producción de lactasa, y suele darse en enfermedades como la gastroenteritis aguda, la enfermedad celíaca, la enfermedad de Crohn, etc.

Al mejorar o resolver la enfermedad que provoca la intolerancia, el nivel de lactasa suele recuperarse y de este modo mejorar los síntomas. Este tipo puede ser transitorio o reversible.

3. Intolerancia a la lactosa congénita o del desarrollo

Es el tipo menos frecuente. Es una intolerancia que aparece al nacer, se hereda una alteración genética que provoca la falta de lactasa. Los niños nacidos de forma prematura también pueden presentar este tipo de intolerancia.

¿Cómo sospecharla? ¿Cuáles son los síntomas más habituales?

Los síntomas suelen aparecer entre los 30 minutos y las 2 horas tras ingerir lactosa, por lo que suele existir una relación de causa y efecto.

Los síntomas más frecuentes de la intolerancia a la lactosa son:

  • Hinchazón de barriga
  • Dolor abdominal
  • Pesadez de estómago
  • Gases
  • Flatulencia
  • Diarrea

¿Cómo se diagnostica?

La intolerancia a la lactosa puede sospecharse por una relación bastante clara entre la aparición de los síntomas y la toma de leche u otros productos lácteos, es una relación de causa-efecto: tomo leche y al poco tiempo me siento mal. 

Cuando existen dudas sobre el diagnóstico, porque los síntomas no son claros, o cuando se requiera de una confirmación definitiva, se disponen de varias pruebas diagnósticas para confirmar su absorción. 

Las pruebas más utilizadas son la prueba del aliento de hidrógeno que mide la tolerancia a la lactosa y la prueba de orina (test de gaxilosa) que evalúa el déficit de lactasa.

Todas estas pruebas no son invasivas, es decir no causan muchas molestias al paciente. 

¿Cuál es el tratamiento?

Lo primero que se recomienda es retirar de la dieta todos aquellos alimentos que contienen lactosa. También debemos saber que si la dieta no se realiza de forma estricta no se va a producir daño alguno en el intestino, pero sí que se van a sufrir sus síntomas

  • ¿Qué alimentos contienen lactosa, y por tanto hay que evitarlos? 

El principal alimento que contiene lactosa es la leche, un vaso contiene 12 g de lactosa por lo que recomendaremos su retirada tanto de vaca, cabra u oveja y de todos sus tipos: desnatada, entera, con chocolate, evaporada, condensada, en polvo, etc.

Otros alimentos que también contienen lactosa y por tanto deberemos evitar son: quesos, nata, cremas de leche, yogures, y otros productos elaborados con leche como: mantequilla, bollería y pastelería, helados, salsa bechamel (croquetas, canelones), pan de molde, algunos embutidos

  • ¿Están prohibidos todos los lácteos, existe alguna excepción? 

Podríamos decir que están «prohibidos» los lácteos con lactosa, pero se podría probar la tolerancia a los lácteos sin lactosa. En los supermercados cada vez existen más productos sin lactosa, incluso de marcas blancas. Además de la leche sin lactosa se pueden encontrar yogures, queso blanco, nata, cremas, pan de molde o embutidos, también sin lactosa. 

Y finalmente, podríamos probar de tomar los lácteos que contienen menos lactosa y ver que tal nos sientan como, por ejemplo, el yogur (contiene sólo 5 g de lactosa) o los quesos curados (manchego, gruyere, parmesano, camembert) que contienen todavía menos lactosa

  • ¿Y si decidimos no tomar ningún lácteo, tendría alguna repercusión sobre la salud? 

Como ya es bien sabido, la leche y sus derivados son una fuente de calcio y vitamina D, pero también debemos saber que no es la única fuente ni tampoco la más importante: 

¿Sabías que 100 g de sardinas contienen más calcio que 100 g de leche? 

Así que podríamos no ingerir leche y a cambio sustituirla por otros alimentos que sean también una fuente de calcio y de vitamina D.
  • ¿Con qué otros alimentos podemos suplir la carencia de calcio y de vitamina D? 

Todos estos alimentos son ricos en calcio o vitamina D, y algunos de ellos serían superiores a los lácteos, como: pescado azul (sardinas, atún), frutos secos, legumbres, aceitunas, verduras, frutas (aguacate).

  • Otras recomendaciones importantes:

1. Leer los excipientes de los medicamentos, pueden contener lactosa

2. Leer bien las etiquetas de los productos envasados, algunos podrían incluir lactosa

3. En situaciones puntuales, en las que debamos tomar algún alimento con lactosa (como en comidas, bodas, comuniones, etc.) se podría tomar Lactasa (es la enzima que falta en la intolerancia a la lactosa), normalmente de venta en farmacias y comercializada con varios nombres

¿Cómo diferenciar una intolerancia a la lactosa de la alergia a la leche?

La alergia a la leche, a diferencia de la intolerancia a la lactosa, se trataría de una enfermedad más grave. Se produce por un fenómeno inmunológico desatado por las proteínas de la leche, la caseína y el suero. En cambio, en la intolerancia, tal y como hemos visto, no interviene el sistema inmunológico sino que se trata de un problema de enzima.

La alergia a la leche es más frecuente en los niños. A medida que crecen, el aparato digestivo madura y en edad adulta puede desaparecer. A diferencia de la intolerancia a la lactosa que es más frecuente en la edad adulta

En cuanto a los síntomas, las dos incluyen problemas digestivos, tales como hinchazón, gases o diarrea después de consumir leche o productos lácteos. Pero en el caso de la alergia se acompaña de otros síntomas más graves con afectación respiratoria y cardíaca que incluso podrían acabar con la vida.

Por último, el tratamiento también sería diferente, los intolerantes a la lactosa pueden tomar proteínas de la leche (caseína) y en cambio los alérgicos deben excluir por completo la leche y todos sus derivados.

Y como mensaje final: Sería importante no auto diagnosticarse, dado que los síntomas de la intolerancia a la lactosa no son específicos de este trastorno y podrían confundirse con otras enfermedades digestivas de mayor gravedad.

En caso de duda, o si sospechas que puedes padecerla, te animo a consultar con tu médico o con el especialista de Aparato Digestivo